Personaje 10Minds del mes (Febrero-2023)

Lito Ibarra, es conocido como «el padre del Internet en El Salvador», además de ser uno de los pocos latinoamericanos miembro del Salón de la Fama de Internet.

Actualmente, Lito es el Presidente fundador y Director ejecutivo de SVNet (el registro de nombres de dominio de El Salvador), participa en emprendimientos de índole socio-tecnológico y colabora con empresas privadas de tecnología y telecomunicaciones, instituciones estatales, entidades académicas y organizaciones no gubernamentales, en su país y fuera del mismo.


Estimado Lito, cuéntanos un poco de cómo y por qué elegiste tus dos profesiones, una ingeniería y una licenciatura en administración de empresas, ¿qué te llevó a tomar la decisión de estudiar esas dos carreras?

Desde pequeño, siempre me gustaron y llamaron la atención carreras de índole técnica, pues me gustaban las matemáticas, la física y los aparatos mecanizados, así como los problemas lógicos y los kits para armar piezas y elementos de plástico y/o de metal. Al tener las primeras nociones de lo que en poco tiempo serían las computadoras, tanto las grandes y medianas, como las personales, ese campo también atrajo mi atención. En el año en que comencé mi primera carrera (ingeniería eléctrica), 1976, no existía en El Salvador alguna carrera vinculada a la computación y/o los sistemas de información. Un poco en reemplazo, y por su obvia vinculación con los procesos de automatización, estudié ingeniería, buscando eventualmente especializarme en electrónica. Al finalizar mi carrera, comencé a trabajar como ingeniero de mantenimiento en la multinacional NCR (National Cash Register) en El Salvador, que se dedicaba a distribuir, instalar y proveer mantenimiento a computadoras medianas y grandes para empresas privadas y públicas, compitiendo directamente con los productos y servicios ofrecidos por la famosa compañía IBM. En ese momento, pensé que podía complementar mi conocimiento, y en 1983 inicié mis estudios en la licenciatura de administración de empresas, concluyendo en 1986. Un poco después de iniciar mi empleo en NCR, también comencé a realizar trabajos de consultoría externa en varias empresas en áreas relacionadas con la incipiente industria informática y de sistemas. Ambas carreras fueron muy útiles y se complementaban en la realización de estas consultorías.

¿Qué aspectos crees que la educación universitaria en Latinoamérica debe cambiar o mejorar para generar profesionales cada vez más competitivos a nivel mundial?

Existen áreas del saber, como la informática, sistemas o tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), que han evolucionado y se han especializado muchísimo en cuestión de pocos años.

La analogía que con frecuencia utilizo es la profesión de la medicina: hace muchos años, incluso siglos, los médicos eran generalistas, y por muchas razones debían conocer acerca de casi todas las áreas que era posible conocer y practicar en su campo. Actualmente, todos sabemos que debemos buscar un especialista, según el padecimiento, síntoma o enfermedad que debamos enfrentar.

Aunque algo similar ocurre con la disciplina de las Tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), la mayoría de las universidades en nuestra región aún no ofrecen la amplia gama de especialidades que se pueden crear y desarrollar en este campo. Y es comprensible: diseñar y echar a andar un nuevo plan de estudios en una institución de educación superior no es sencillo. Además de la aprobación del pensum, es importante contar con docentes preparados en el tema, y el equipamiento que pueda ser necesario.

Aún así, las universidades podrían considerar desarrollar planes de estudio más breves y altamente especializados, de forma que los jóvenes pueden desarrollar habilidades y experiencia en áreas concretas y específicas de la ciencia de la computación y tecnología digital, tales como el Internet de las Cosas, Big Data, Inteligencia Artificial, Machine Learning, Metaverso, entre otros.

Un dato muy interesante es que Texas Instruments tenía instalaciones de producción en Latinoamérica, más propiamente en El Salvador, y tú eras el Jefe de la Sección de Mantenimiento de Equipos de Producción. Cuéntanos un poco más sobre esa etapa en tu vida, ¿Qué enseñanzas te dejó? ¿Qué necesitan nuestros países para generar tecnología?

Texas Instruments, otra empresa multinacional, tenía plantas de producción en muchos lugares del mundo, así como centros de desarrollo de nueva tecnología. En El Salvador, la planta que operaba ahí se dedicaba a producir y fabricar circuitos integrados, conocidos como “chips”, así como otros dispositivos electrónicos, como reguladores de voltaje. Los chips que se producían comenzaban con el circuito integrado propiamente dicho, que era un pequeño rectángulo de unos pocos milímetros por lado que venía en un “waffle”, una pieza circular de la que había que “cortar” y separar cada uno de estos minúsculos rectángulos, colocarlos en una base de un plástico especial, soldar sus contactos a las pequeñas “patas” metálicas. Después de ensamblarlos de esta manera, usando sofisticadas máquinas para este fin, se procedía a probarlos uno por uno para garantizar su buena calidad. En esta área de prueba, junto a 45 técnicos aproximadamente, debíamos servir mantenimiento a estas avanzadas máquinas que cargaban un programa de prueba específico para cada tipo de circuito integrado.

Texas Instruments ha sido una empresa destacada en el campo de la tecnología desde hace muchos años. Entre otros temas, además de la alta tecnología que se producía y se utilizaba en sus instalaciones, se seguían estándares y procedimientos para lograr producir con mucha calidad y productividad. Por ejemplo, mantenían lemas como “La calidad somos todos”, “Hagámoslo bien la primera vez… y todas las veces”, y formaban a todo su personal en métodos y técnicas para asegurar la calidad. De hecho, nuestra planta llegó a producir con índices de cero partes por millón de defectos, un nivel de excelente calidad, comparable a otras plantas de Texas Instruments, como la de Japón, por ejemplo.

Una ruta para que nuestros países puedan llegar a generar tecnología es, además de las calificaciones profesionales que nuestras universidades deben proveer, es lograr atraer inversión extranjera en fábricas y plantas de alta tecnología, que permitan a nuestros técnicos e ingenieros experimentar la cultura de eficiencia y trabajo en esos ambientes, para posteriormente crear y producir tecnología por cuenta propia.

Rafael “Lito” Ibarra es conocido como el padre del Internet en El Salvador, ¿Qué iniciativas desarrollaste en tu país para lograr ese título?

Las acciones clave que tuvieron que ver con este honroso título están relacionadas con la posibilidad que afortunadamente tuve de asistir y participar en un taller sobre TCP/IP en la Universidad de Costa Rica, en abril de 1993, por invitación de la Organización de Estados Americanos (OEA). Al volver a mi país, comencé a averiguar y realizar la gestión, ante el mismo Jon Postel, para solicitar la delegación de la administración de nombres de dominio terminados en .SV y un bloque de 65 mil direcciones IP, para dar inicio a la conectividad de nuestro país a Internet. Adicionalmente, realicé gestiones en nuestro país ante la compañía de telecomunicaciones, en ese entonces propiedad del Estado, para trabajar en la configuración de la conexión, así como ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) para obtener la donación de equipos para el mismo propósito.

Después de mucho estudio, reuniones y discusión, y en una alternativa temporal, junto a dos colegas y amigos de Guatemala y de Costa Rica, instalamos un servidor en las oficinas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) de reciente formación en esa fecha, para que utilizara la tecnología UUCP (Unix to Unix Copy Program). En este esquema, realicé un acuerdo con la organización estadounidense UUNet para que ellos recibieran y despacharan los mensajes de correo electrónico que llegaran o salieran de las direcciones de correo terminadas en .SV. El servidor en CONACYT realizaba una llamada telefónica de larga distancia en la medianoche de cada día, pues las tarifas telefónicas eran más bajas, en la que intercambiaba en ambas vías los mensajes electrónicos de y hacia las direcciones .SV.

Este esquema duró aproximadamente un año, hasta que, finalmente, el 14 de diciembre de 1995, logramos la primera conexión directa y dedicada a Internet desde El Salvador.

Adicionalmente, en 1998, fundamos la asociación Infocentros, por medio de la cual logramos instalar estos puntos de acceso a Internet en varias ciudades del país, extendiendo la conectividad más allá de la capital.

Por estas razones, entre otras, unos diez años después de haber realizado los primeros pasos, alguien comenzó a utilizar ese honroso título para referirse a mi persona.

Ahora, sabemos que tú estás participando activamente de emprendimientos socio-tecnológicos. Cuéntanos un poco sobre eso y cuáles son tus planes a corto y largo plazo.

Desde que entré al área de la tecnología de Internet y hasta la fecha, he seguido involucrado en distintas iniciativas, con diversos actores, tanto a nivel nacional como internacional, que tienen que ver directamente con el ecosistema de Internet, la gobernanza de Internet y los emprendimientos que han ido surgiendo alrededor y usando estas tecnologías.

Una de las actividades que me sigue atrayendo es la formación y motivación de jóvenes en estas áreas del saber y la práctica. Por eso, he organizado y coordinado varios eventos, como hackatones (los primeros en mi país fueron en 2013 y tuve el gusto de organizarlos), bootcamps, charlas para el Día del Internet, Día del Internet de las Cosas, Foro de Gobernanza de Internet y otros más.

También he invertido, financieramente, y/o acompañado como asesor, varias iniciativas que son emprendimientos, normalmente de índole tecnológica. Aquí, como es esperable, muchos no dan frutos económicos inmediatamente, pero apoyan el desarrollo tecnológico en el país. De forma empírica, hacemos labores como ángeles inversionistas.

Dentro de SVNet, la ONG que fundé para administrar los nombres de dominio SV, incluí en sus estatutos la posibilidad de apoyar financieramente, con becas, una cantidad de jóvenes en varias universidades y otras actividades, tales como viajes, investigaciones y apoyo a eventos tecnológicos. Estas actividades me permiten estar al tanto de lo que ocurre en este ecosistema y, muy importante, intentar crear sinergias entre proyectos, iniciativas, personas y organizaciones con similares intereses y anhelos.

Uno de los pocos latinoamericanos miembros del Salón de la Fama de Internet es sin duda una fuente de inspiración para muchos jóvenes que comienzan su carrera en el área tecnológica, ¿Qué consejo les darías a todos ellos?

Me consideraré honrado y agradecido si algunos jóvenes encuentran inspiración en alguna de mis actividades o en parte de mi historia personal y profesional. Pienso que es importante mantener los valores que dieron inicio a Internet, allá por 1969, y aplicarlos a lo que hacemos, sobre todo en favor de nuestras poblaciones y comunidades, devolviendo a la sociedad parte de lo que hemos recibido.

Mi consejo es que se mantengan fieles a sus principios, teniendo presente que, en muchas ocasiones, lo bueno que uno hace regresa de varias formas, como algo positivo y valioso, que continúa enriqueciendo la propia experiencia, y dando un valor trascendental y una razón para dar sentido a nuestro paso por esta vida e historia.

En innumerables ocasiones, alguna acción, iniciativa o aún, una expresión de algún tipo, realizada por cada uno de nosotros en algún momento o en favor de una persona o proyecto, retorna en el futuro de una forma positiva, comprometiendo nuestra actitud de una forma adicional.

Otro tema es tratar de ser productivo, proactivo, creativo e innovador, aplicando nuestros conocimientos, experiencias y valores, enfocados en obtener resultados valiosos para la comunidad. Actuar de esa forma, eventualmente llega a ser conocido por otros, aún sin un propósito específico en ese sentido, y se pueden lograr colaboraciones, amistades y relaciones, aún internacionales, duraderas y provechosas en el tiempo.